Esta noche he sido muy feliz.
He soñado que amaba y me amaban.
Aunque esta vez he reconocido la cara de la chica (una de las coordinadoras que tuve en Promofon), lo más importante no fue quién era (aunque me hizo ilusión que fuera ella).
Lo importante es que nos abrazábamos. Sentía oleadas de alegría inmensa al pasar mi brazo por detrás de su cuello, así como cuando nos besábamos (besos cortos sin lengua. Recuerdo haber intentado que fuera con lengua pero no conseguía introducirla por la boca de ella y mantener el beso al mismo tiempo).
Íbamos juntos por la calle también.
Aunque no había sexo me sentía el ser más feliz del mundo.
Cuando me desperté, cerré los ojos mientras me vestía poco a poco para retener esa felicidad el mayor rato posible.
Después de comer a las 15h, volví a pensar en ello con los ojos cerrados y me volvió a embargar una felicidad inmensa.
Hace unos días mi doctora de cabecera me preguntó cómo era de feliz del 1 al 10 y le contesté un 6. Esta noche mi felicidad era 15.
No es la primera vez que sueño algo parecido y llego a una felicidad tan grande. Pero no es muy a menudo. Y cuando sucede, toco el cielo.
No mencioné el nombre de la coordinadora que apareció en mi sueño y que tanto aprecio porque no recordaba el nombre. Pero escribiendo estas líneas he conseguido recordarlo. Su nombre es Erika.
Erika, si algún día lees esto, te deseo lo mejor del mundo. Me has hecho muy feliz esta noche y estoy seguro que fuera del sueño también lo harías. Te recuerdo con mucho aprecio, sonriente, bromista, alegre.
Hace mucho que no escribía en este Blog. Pero no quise que se me olvidara este día de tanta felicidad.
Saludos
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